

La carta que nunca recibiste
Tengo demasiada ansiedad y no me gusta sentirla, porque me hace perder los estribos y me dejo llevar por impulsos que siempre he creído dominar. He intentado cientos de veces hacerlos desaparecer, pero la pena me consume y no puedo liberarla. La respuesta es muy sencilla y tal vez es porque no quiero, de lo contrario, esa libertad permitiría que tú te fueras y no puedo dejar que desaparezcas de mi corazón. Me niego aceptar que no estarás conmigo y que tu rechazo ha sido el de