Rulito yo te amo

En un principio no había tomado atención a quien estaba exponiendo, creo que hablaba algo sobre la evaluación docente o de las pautas de cotejo. Yo siempre llegaba tarde al comienzo de la clase y me demoraba mucho en colocarme al corriente de lo que se estaba haciendo. Mientras intentaba colocar atención, pensaba en el partido del día anterior, que después de esta clase iría al cine con un compañero para ver la última película que estaba en la taquilla. Acostumbraba a darle vuelta a cualquier otra cosa, menos en lo que se estaba explicando en la pizarra. Dentro de los lapsos de concentración que tuve, di cuenta de que la expositora me era conocida, la había visto en otra oportunidad. A medida que la miraba fijamente, más se me venían a la memoria recuerdos en los que ella estaba. Cuando terminó de exponer y se sentó cerca de mí, recordé quien era. Su nombre era Constanza López, no podía creerlo, estaba irreconocible, su figura, su cara, su pelo, todo había cambiado, dictaba mucho de aquella compañera de curso que usaba frenillos y lentes grandes. Ahora que el rompecabezas lo tenía más o menos ordenando, recordaba las palabras de mi compañero de banco que siempre me decía que ella me miraba mucho, yo no prestaba mayor atención, porque nadie de ahí era digna de una mirada, al menos hasta ahora. Rulito, como solíamos decirle en el curso, era alumna ejemplar, siempre se sacaba buenas notas, le iba bien en todos los ramos, pero como siempre pasa con este tipo de personas, era del grupo de los Looser. Ella pertenecía a ese grupo, mientras que yo era del grupo de los populares, de los matones, no estoy seguro, pero creo que una vez le boté jugo en el cuaderno y me fue acusar y como yo estaba fichado y tenía más de cuatro hojas de anotaciones, aunque eso fue un accidente, nunca me creían aunque dijera la verdad y me llamaron al apoderado. Desde ese día me dediqué a molestarla, me burlaba en clases, la dibujaba en la pizarra, le escondía las cosas, pero solo fue un tiempo, después me aburrió. Ahora que comienzo a recordar cosas del colegio, era bastante desordenando y me echaron de dos partes, no me gustaba mucho, tener que usar uniforme, levantarme temprano, estar encerrado, tener que cumplir órdenes de los profesores etcétera. Ahora paradójicamente estoy estudiando para profesor de literatura, tal vez eso es lo que llaman las vueltas de la vida. Lo insólito que ahora me encontraba con Conny y con sus rulitos que se veían casi perfectos. Estaba tan distinta, ahora pertenecía al grupo de de las populares de Inglés. Ella al igual que yo estudiaba para profesor. Me acerqué a ella para conversar y me reconoció al instante, si es que ya no lo había hecho. Al principio conectamos y comenzamos hablar de cosas cotidianas, después nos agregamos al facebook y empezamos a recordar viejos recuerdos para darle paso a nuevos momentos. En alguna oportunidad nos tomamos un par de cervezas para conversar y en más de alguna ocasión, nos colocamos cariñosos, hasta el punto de encerrarnos en algún lugar para disfrutar del calor corporal. Ella era perfecta, ideal, intelectual, podía estar conversando horas con ella. Si me lo hubiesen contando antes, de veras que no creía todo lo que estaba pasando. Solo existía, un pequeño, pero importante detalle. Yo estaba pololeando por más de siete años, no me siento bien por ser del popular grupo de los infieles, pero me sentía demasiado atraído por ella. En reiteradas ocasiones, ella me había propuesto que estuviésemos juntos, que dejara a mi polola para que pudiésemos formalizar, ella no quería se la otra y creo que con justa razón. Traté de estar con ella hasta donde más se podía, pero las cosas se tornaron feas y ella me estaba exigiendo algo que aunque lo deseaba con todo mí ser, no se le podía dar. Han pasado unas semanas desde la última vez que no vimos, y a pesar de que estoy seguro de que me decisión fue la mejor, no dejo de lamentarme por no haberla aprovechado o no haberme reencontrado con ella antes, por mucho que el deseo me llevara a ella, yo también amaba a Diana, mi polola y no la dejaría, ella no merecía que yo lo hiciese eso. Me siento cobarde, creo que estoy indeciso, no sé qué hacer, pero por el momento, mientras no encuentre una mejor solución, me quedaré donde estoy. Soy una persona de costumbre, más que mal, algo que corre a mi favor, es que el semestre está terminando y probablemente no me encuentre más con ella o tal vez la vea desde lejos, pero aunque ella no me quiera saludar o me ignore por completo, mil cosas pueden pasar y tal vez nos reencontremos, pero por mucho que suene contradictorio y tengo razones poderosas que me impiden estar con ella, me gustaría decirle simplemente una vez más… Rulito yo te amo.