top of page

El espectacular viaje de Benjamín y de lo que con él sucedió cuando fue encontrado…


Ese día Benjamín no sabía que por fin conocería a su dueña. Llevaba mucho tiempo en esa vitrina y cada día que pasaba, perdía las esperanzas de que alguien quisiera llevárselo y compartieran todo el amor que él tenía para dar. Con melancolía veía como los peluches de al lado eran escogidos con jolgorio y alegría, pero al final del día, la historia era la misma. Él se quedaba en el mismo lugar y acumulaba el polvo sin control desde que lo colocaron ahí. A pesar de reconocerse constantemente desgraciado ante lo que le ocurría, imaginaba cómo sería su dueña. Si sería alta, rubia, pelo largo o quizás morena, baja, ojos oscuros... En realidad daba un poco lo mismo, quien fuese esa persona, sabría que sería especial y por algún motivo tierno que debía conocer… llegaría a sus manos. A veces perdernos las esperanzas y nos adentramos en la tristeza no de cumplir lo que soñamos para un futuro mejor, pero la vida siempre hace lo suyo y se encarga de demostrarnos lo contrario. Esa mañana, Benji como le decían sus amigos de la tienda, despertó abruptamente cuando fue sacado de su lugar habitual. Antes de que pensara cualquier cosa, se impresionó de estar en la mano de alguien, no sabía cómo se sentía la piel de un humano. Luego, observó al hombre que se lo estaba llevando. La primera impresión que tuvo fue que no era mal parecido y que se veía buen tipo. Él sí podía hablar y clasificar a las personas, porque todos los días veía a tanta gente que ya tenía un patrón de cómo era cada una. Sin embargo, lo anterior era irrelevante, Benji estaba feliz de que alguien lo considerara un buen presente. No obstante, durante el tiempo que estuvo en la bolsa, solo se embelesó con la felicidad que lo abordaba